lunes, 5 de julio de 2010

Compostela apenas ha logrado reducir la alta tasa de siniestros laborales en la última década

El recuento de accidentes con baja laboral se ha convertido en una suerte de rutina anual que evidencia un serio problema social que parece mantenerse invariable en el tiempo. Los últimos datos hechos públicos por el Instituto Galego de Estadística (IGE), relativos al 2009, revelan que el municipio contabilizó un total de 1.775 siniestros, de los que 3 fueron mortales y 29 graves (la cifra más alta desde el año 2000). El balance, con ligeras fluctuaciones, es muy similar al que se viene registrando en el último lustro en lo que se refiere a los percances de mayor daño, pero superior en lo que concierne a los accidentes leves.

El informe hecho público por el instituto estadístico, de esta forma, pone de manifiesto que el municipio soporta anualmente una bolsa estructural de siniestros que se muestra estable en el tiempo pese a las políticas impulsadas por la Administración autonómica. Los expertos apuntan como explicación principal de este problema a la precariedad del mercado laboral. Es decir, la presencia mayoritaria de empleados eventuales, sin experiencia y que trabajan en pequeñas empresas -que funcionan como subcontratas- donde la cultura en salud laboral no se encuentra muy arraigada.

Las estadísticas, de hecho, evidencian que un trabajador temporal tiene un riesgo hasta seis veces superior de sufrir un accidente si se compara con un asalariado fijo. Gran parte de los accidentes que se han producido en la comarca en los últimos años responden al perfil de un trabajador joven, eventual y que ha sufrido el siniestro por no respetar las medidas de seguridad -sujeciones para evitar caídas en plataformas y zanjas, por ejemplo-. También son frecuentes los percances con baja laboral que ocurren en la carretera; pequeños transportistas que tienen una sobrecarga horaria que excede el límite de riesgo. En un reciente trabajo, Comisiones Obreras ha denunciado que el desarrollo de normas y campañas no resolverá la lacra de la siniestralidad mientras el mercado laboral se construya, en su mayoría, sobre la base de la precariedad.

Si se toma como referencia la media de accidentes laborales registrada en el municipio en la última década se concluye que en Compostela se producen al día más de 14 bajas por accidentes laborales. Hasta ahora, la única estimación económica de este problema la ha elaborado el gabinete técnico de Comisiones Obreras, que calcula que, anualmente, la economía local pierde unos 60 millones de euros. Aquí se incluiría el coste que supone la jornada no trabajada, las prestaciones a cargo de la Seguridad Social, el gasto sanitario y el desembolso de contratar un empleado que sustituya el trabajador de baja. Los asalariados entre 20 y 24 años padecen más del doble de lesiones en sus puestos que los mayores de 55 años. La ausencia de una mejora en la evolución de los datos en la última década se produce a pesar del fuerte parón que ha tenido en los dos últimos años el sector de la construcción residencial, uno de los de mayor riesgo y donde es muy frecuente la presencia de pequeñas subcontratas que emplean a trabajadores inmigrantes y en las que se incumplen preceptos básicos de la normativa de riesgos laborales. Desde el año 2000, en el municipio compostelano han fallecido 27 personas como consecuencia de un accidente laboral y más de 200 han resultado heridas graves.

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