El secretario de Formación en el sindicato CSI-CSIF, Agustín Goerlich, letrado del Consell de Ibiza, ofreció ayer la lección inaugural de las jornadas de prevención de riesgos y salud laboral que se celebra en la sede de la institución hasta el viernes. Goerlich hizo un repaso a la historia en la búsqueda de los primeros rastros de las medidas de prevención en el trabajo y la evolución de los procesos legislativos de esta materia en la actualidad. Cerró su intervención con un diagnóstico de la situación actual, en la que, a su entender, «falta una cultura de prevención de riesgos laborales», lo cual condiciona, entre otras cosas, que haya una «insuficiencia de recursos preventivos propios y ajenos en las empresas, así como de formación de profesionales y trabajadores».
Precisamente, Goerlich explicó que la crisis económica también repercute negativamente en este problema. Una encuesta de la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo realizada hace un año apuntaba que el 61 por ciento de los trabajadores creen que en gran parte (29 por ciento) o en cierta medida (32 por ciento) que las condiciones de seguridad y salud en el trabajo podrían verse deterioradas como resultado de la caída de la actividad económica.
En su repaso a la historia, Agustín Goerlich recordó que 2.000 años antes de Cristo en el llamado Código de Hammurabi, en Babilonia, se calculaban de forma distinta los honorarios médicos según el estatus social del paciente. Así, si un médico salvaba el ojo a un ciudadano libre cobraba 10 monedas de plata y si se trataba de un esclavo, sólo dos. El primer documento que puede considerarse de prevención de riesgos laborales se remonta al siglo II, en época romana. Se trata de las Leyes de Vipasca, un código minero aplicable a todas las explotaciones del Imperio Romano. Más reciente en el tiempo, resulta curiosa la Ley de la Silla, del siglo XIX, que obligaba a que las mujeres pudieran disponer de una silla para trabajar en la industria.
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